Hemos de confesar que nos encanta Italia y que Florencia es una de nuestras ciudades favoritas. Podemos confirmar que sufrimos el llamado síndrome de Stendhal cada vez que la visitamos. Fue precisamente en la Basílica de la Santa Croce donde Stendhal sufrió los primeros síntomas del síndrome que lleva su nombre.
Además del Duomo, Florencia tiene varias iglesias menores que merecen una visita y entre ellas destaca la Basílica de la Santa Croce. Además de ser la iglesia franciscana más grande del mundo es un símbolo de la ciudad y fue un lugar de encuentro para artistas, políticos, escritores y religiosos.La Basílica se empezó a construir en el año 1294 siguiendo el proyecto del arquitecto Arnolfo di Cambio. Se edificó sobre una pequeñaiglesia construida por los franciscanos tras la muerte de San Francisco de Asís. En esa época la Basílica quedaba fuera de las murallas de la ciudad y junto a ella cohabitó durante muchos años un convento franciscano.
La Piazza de la Santa Croce
La Basílica está situada en una alegre plaza, la Piazza de la Santa Croce, a escasos diez minutos andando desde el Duomo. Esta plaza siempre está llena de gente y algunos días se instala un concurrido mercadillo. Antiguamente aquí también se celebraban torneos y fiestas que reunían a los florentinos.
Exterior de la Basílica
El Campanile original de la Basílica que se encontraba encima del ábside se derrumbó en 1512. Se iniciaron las obras para colocar otro pero por falta de fondos se tuvo que abandonar el proyecto. El Campanile actual, de estilo neo-gótico, se empezó a construir en 1842 y se terminó en 1847.
La fachada neo-gótica es de la segunda mitad del siglo XIX.
Interior de la Basílica
Para acceder al interior es necesario adquirir un ticket de entrada de pago. Los niños entran gratis y hay entradas familiares.
La Iglesia mide 115 metros de longitud y 38 metros de anchura. En Florencia sólo la supera el Duomo. El interior tiene forma de T, con una ancha nave central de techo de madera y dos naves laterales con numerosas capillas.
La Basílica es una obra impresionante de arte gótico. Sus paredes están decoradas con maravillosos frescos. En el altar encontramos un bello retablo además de las coloristas vidrieras y de numerosas esculturas. Esta Iglesia representa una de las páginas más importantes de la historia del arte florentino del Renacimiento.
El interior no es tan llamativo como el del Duomo pero las esculturas y pinturas que adornan sus paredes tienen mucho valor. En ella encontramos frescos de Donatello, Giotto y Brunelleschi.
Los sepulcros monumentales
Sepulcro de Michelangelo Buonarroti
El primer sepulcro, junto a la fachada principal, es el del gran genio Michelangelo Buonarroti. Conocido en castellano como Miguel Ángel, este pintor, escultor, arquitecto y gran representante del Renacimiento italiano es uno de los mayores artistas de la historia. Entre sus obras más destacadas están la Cúpula de San Pedro del Vaticano, las esculturas de David o Moisés y los frescos de la Capilla Sixtina, también en el Vaticano. Fallecido en 1564, el sepulcro funerario fue realizado por Vasari en el año 1578.
Sepulcro de Dante Alighieri
El siguiente monumento funerario que nos encontramos es el de Dante Alighieri, poeta italiano autor de la Divina Comedia. Lo curioso de este monumento es que no contiene los restos del poeta, ya que, aunque su voluntad era ser enterrado en Florencia, de la que en su día se exilió, sus restos nunca han salido de Rávena donde murió. El sepulcro fue construido por Stefano Ricci en 1829.
Sepulcro de Niccolo Maquiavelo
El monumento funerario del político y filósofo Niccolo Maquiavelo, autor del famoso libro El Príncipe, y una figura muy relevante en el Renacimiento italiano. Falleció en 1527 y el sepulcro actual fue realizado por Innocenzo Spinazzi en 1787.
Sepulcro de Galileo Galilei
Frente al monumento de Miguel Ángel nos encontramos con el del ciéntifico Galileo Galilei. Murió en 1642 y en 1737 el artista Battista Foggini construyó el monumento funerario.
Sepulcro de Gioachino Rossini
Más adelante nos encontramos ante el monumento funerario de Gioachino Rossini, compositor italiano conocido principalmente por sus óperas, entre ellas podemos destacar el Barbero de Sevilla. Rossini falleció en París en 1868 y fue enterrado allí pero sus restos fueron trasladados en 1887 a Florencia.
La cripta
La cripta actual fue la primera parte que se construyó de la Iglesia. Durante siglos ha servido para dar cabida a las numerosas personas que querían ser enterradas en esta basílica.

Los claustros
La Basílica de la Santa Croce tiene dos claustros que son de tamaños diferentes.
El claustro mayor fue diseñado por Filippo Brunelleschi quien diseñara también la cúpula del Duomo.
En el claustro mayor se encuentra la Capilla Pazzi que también fue diseñada por Brunelleschi. Esta capilla que por sus dimensiones y estilo recuerda al Panteón de Roma no fue terminada.
En el interior de la Capilla Pazzi la cúpula está decorada con un fresco representando el Cielo.
Es también destacable el pórtico de la capilla con los magníficos artesonados del techo.


El Musei dell’Opera
El antiguo refrectario del convento se ha convertido en la actualidad en el Musei dell’Opera. Entre las numerosas obras debemos destacar el Crucifijo de Cimabue y el famoso fresco El árbol de la vida de Taddeo Gaddi.

Si lo que queréis es una visita guiada por la Basílica, aquí podéis comprar las entradas.