Al viajero le gustan las islas. Al viajero no le gusta Gran Bretaña. Bueno, sí le gusta, pero no la considera una isla. Él tiene su propia definición de isla. No le basta con «una porción de tierra rodeada de agua por todas partes», no es suficiente. Su idea de isla se acerca más a «una porción de tierra (una porción terrestre que no sea ni muy grande ni demasiado pequeña para que pueda recorrerse entera tranquilamente en poco espacio de tiempo pongamos que en una semana como máximo) rodeada de agua por todas partes (aquí no hay discusión, el agua si no es salada no sirve)». Al viajero le gusta también el mar.