Por tratarse de un destino relativamente cercano, Marsella en el sur de Francia, era una ciudad en la que no pensábamos como viaje si no más bien como escapada desde Barcelona. Durante un crucero Marsella resultó ser la primera parada y una buena excusa para realizar una visita a esta encantadora ciudad, tan unida a la historia de Cataluña. Esta vez a los Janonautas nos acompañaron los padres de Trini en la que iba a ser su primera experiencia crucerista y su primera visita a algunas de las ciudades del recorrido del crucero.
Como es habitual en los Janonautas nos levantamos pronto. El barco ya estaba atracado en el puerto nuevo de Marsella, el más importante del Mediterráneo y el tercero de Europa. Tras desayunar y prepararnos salimos del barco dispuestos a visitar la ciudad.
Tras veinte minutos de trayecto, el shuttle nos dejó en el pequeño y encantador Vieux-Port. El puerto viejo, en la cala de Lacydon, fue fundado por los griegos y fue el embrión de la ciudad que surgió a su alrededor. Está muy bien cuidado y tiene numerosos barcos de recreo amarrados. Desde aquí pueden contratarse excursiones para visitar las islas cercanas e incluso para el avistamiento de delfines. La Basílica de Notre Dame de la Garde protege la bahía desde lo alto de una colina.
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De la zona del puerto parte el tren turístico, le Petit Train de Marseille. Este trenecito, que funciona durante todo el año, propone distintos circuitos por la ciudad y es un buen sistema para moverse por Marsella disfrutando tranquilamente del paisaje. Los Janonautas escogimos el recorrido número 1, que finalizaba en la Basílica de Notre Dame de la Garde.
La tarifa era de 8 euros por persona.
El buen tiempo de finales de junio hacía que el paseo fuese muy agradable. El primer edificio que nos encontramos fue el Fuerte de Saint Jean: una construcción del siglo XII que delimita la entrada de le Vieux-Port y que servía como defensa de la ciudad.
El recorrido panorámico del tren continúa al pasar junto a la Abadía de Saint Victor, del siglo XV, y construida junto a las tumbas de los mártires de Marsella. El monasterio desapareció tras la Revolución Francesa pero la iglesia se sigue utilizando para el culto.
Vamos circulando por la Corniche, el paseo que transcurre paralelo al mar, y pasamos junto al Palais du Pharo. Este Palacio fue construido por orden de Napoleón III para sus estancias en Marsella pero nunca lo utilizó. Tras su muerte, su esposa, Eugenia de Montijo, lo donó a la ciudad y hoy es un centro de congresos y convenciones.
Nos llamó la atención el nombre de esta playa.
Pasamos junto al Monumento en homenaje a los repatriados del norte de África.
El tren paró un instante para que pudiéramos admirar el Archipiélago de Frioul. Está formado por tres islas, entre las que se encuentra la famosa Isla de If, donde Alejandro Dumas situó la prisión de Edmond Dantès, el Conde de Montecristo.
La Isla de If se encuentra en el centro de la bahía de Marsella. Su fortaleza, construida en el año 1527 en principio como monumento defensivo, acabó siendo una prisión.
BASÍLICA DE NOTRE DAME DE LA GARDE
Como hemos comentado anteriormente, el recorrido del tren turístico finalizaba en la Basílica de Notre Dame de la Garde. Esta Iglesia es conocida popularmente como «La Bonne Mère» (la Buena Madre) ya que vela por los marineros y los marselleses en general.
Nos bajamos del tren turístico que nos ha proporcionado un agradable paseo y nos dispusimos a visitar la basílica. El edificio, de estilo neo-bizantino, construido en mármol a mediados del siglo XIX, es uno de los símbolos de la ciudad. Está situado a una altura de 132 metros sobre el nivel del mar en la colina de la Garde. Su torre está coronada con una figura de bronce de la Virgen María de 11 metros de altura y recubierta en su totalidad de pan de oro.
El interior está ricamente decorado con bóvedas doradas.
En uno de los laterales de la basílica se pueden contemplar los impactos de los proyectiles fruto de la batalla para liberar Marsella de la ocupación alemana en agosto de 1944. Hay una placa que conmemora dicha liberación.
La altura de la colina nos ofrecía unas vistas espectaculares de las que pudimos disfrutar los Janonautas y nuestros acompañantes.
LE PANIER
Tomamos nuevamente el tren turístico para volver a le Vieux-Port pasando esta vez por el centro de la ciudad de Marsella. Junto al puerto viejo se encuentra el pintoresco barrio de Le Panier y nos disponemos a recorrerlo con detalle.
Le Panier es el barrio más antiguo de Marsella. En la época de colonización de los griegos en esta zona estaba situado el centro neurálgico de la ciudad. Como curiosidad comentaremos que en este barrio vivió Napoleón con su madre y sus hermanas.
El barrio es un laberinto de callejuelas, callejones y pequeñas plazas. Toda la zona ha sido rehabilitada en los últimos años y actualmente es el barrio de moda. En sus calles proliferan los pequeños talleres artesanos y las galerías de arte.
La pequeña iglesia del barrio, dedicada a Notre-Dame des Accoules, fue construida en el siglo XI. Después de la Revolución Francesa fue reconstruida ya que había sido parcialmente arrasada.
La Place de Lenche es la más importante y popular del barrio. Está ubicada sobre la antigua ágora griega desde donde los ciudadanos observaban las actividades del puerto. En origen era una plaza cerrada por los cuatro lados. En el siglo V se abrió uno de ellos para la construcción de un convento. Parte de la plaza y los edificios fueron destruidos durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial y reconstruida en los años cincuenta. Actualmente los bajos de sus edificios son restaurantes con terrazas.
En la apacible Place des Moulins todavía se conservan tres molinos de moler harina del siglo XVIII. No se pueden visitar ya que se han reconvertido en viviendas. La plaza es de estilo provenzal.
El monumento más importante e impresionante del barrio de Le Panier es, sin duda, la Vieille Charité.
Se trata de un antiguo hospicio construido en el siglo XVII y de estilo barroco. Consta de tres galerías porticadas de tres plantas que rodean un patio central. En el espacio central hay una capilla de forma redonda y coronada por una cúpula.
Actualmente es la sede del Museo de Arqueología del Mediterráneo, funciona como centro cultural y alberga también un restaurante.
CATHÉDRALE LA MAJOR
Dejamos el barrio de Le Panier, que nos ha gustado mucho, por la rue des Repenties que nos lleva hasta la Cathédrale La Major.
La catedral de Marsella se construyó en 1852 sobre las ruinas de una iglesia medieval del siglo V, llamada «La Vieja Major». Es de estilo románico-bizantino, con mármol y pórfido como materiales más importantes y es la única de este estilo en territorio francés. Está situada a las afueras de la ciudad entre los dos puertos. Su construcción coincidió con una época de crecimiento económico en la que, además de la Catedral, se contruyeron otros edificios importantes en la ciudad. El pórtico está flanqueado por dos torres acabadas en cúpula y la alternancia de varios materiales hacen muy vistoso su exterior. No pudimos entrar a visitarla ya que estaba cerrada.
LE VIEUX-PORT
Sobre las 13 horas nos fuimos hacia el punto de encuentro del shuttle y nos volvimos a comer al barco. Tras el paréntesis para la comida regresamos a le Vieux-Port.
Íbamos con la intención de pasear rodeando Le Vieux-Port y admirando todos los edificios que a él se asoman.
El primer edificio que nos encontramos en el lado izquierdo del puerto viejo es el Hôtel de Ville (Ayuntamiento). Hasta el siglo XIII era el llamado Pabellón Puget, donde se reunían los comerciantes y cónsules para realizar las gestiones comerciales. El edificio estaba estratégicamente situado en medio de le Vieux-Port. Es una hermosa construcción de estilo barroco provenzal y fue una de los pocas que sobrevivió a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y a la ocupación alemana.
A través de un arco, este edificio se une al Pabellón Bargemon que da a una bonita plaza y forma parte también del Ayuntamiento de Marsella.
Junto al Ayuntamiento, pero en la parte interior, se encuentra la Maison Diamantée. Era el palacio de una rica familia marsellesa. Construida en el siglo XVI, en estilo manierista provenzal, destacan en la fachada las piedras talladas en forma de diamantes. Durante la Revolución Francesa fue parcelada y actualmente alberga un museo.
Seguimos paseando por el puerto que nos ofrece unas vistas muy bonitas.
Nos llamó la atención la hermosa fachada blanca de la Iglesia de Saint Ferreol o de los Agustinos, como también se la conoce. Se encuentra en el mismo lugar en el que en el siglo XII había una pequeña capilla de los templarios. Aunque la iglesia es de estilo gótico su fachada tuvo que ser remodelada tras la Revolución Francesa y se realizó en estilo neo-barroco.
Los dos lados de le Vieux-Port confluyen en la Quai des Belges, una animada plaza en la que suele haber puestos de venta de pescado fresco de la captura del día.
Con motivo de la remodelación realizada en el puerto, en el año 2013 se instaló una estructura de acero inoxidable obra del famoso arquitecto Norman Foster llamada Miroir Ombrière.
Esta estructura de 1080 m2 realiza un efecto espejo gigante muy divertido.
En el lado derecho de le Vieux-Port es donde se concentra la mayor oferta gastronómica de la ciudad con restaurantes de todo tipo y presupuesto. La mayoría cuentan con terraza para comer al aire libre los días de buen tiempo.

LA CANEBIÈRE
Una vez finalizado nuestro recorrido por le Vieux-Port nos dirigimos a La Canebière, la arteria comercial de la ciudad, en la que encontramos también edificios interesantes.
En esta calle nos encontramos con el impresionante Palais de la Bourse, que es la sede de la Cámara de Comercio local. Construido en 1852, durante la época de crecimiento económico más importante que ha tenido la ciudad, fue inagurada por Napoleón III. La decoración exterior está totalmente dedicada a la gloriosa historia del comercio marsellés. Actualmente también acoge el Museo de la Marina y una biblioteca.
Seguimos paseando por la gran arteria de Marsella contemplando los magníficos edificios construidos durante la segunda mitad del siglo XVIII.
A través de la Rue de Rome nos acercamos a ver la bella Prefectura de Marsella.
Volvemos paseando hasta le Vieux-Port para tomar el shuttle que nos devuelva al barco y damos por terminada nuestra visita a Marsella.
La ciudad nos ha gustado mucho. Los Janonautas no nos esperábamos una ciudad tan cuidada y bella como la que nos hemos encontrado. Recomendamos mucho su visita.
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2 opiniones sobre “Qué ver en Marsella: el gran puerto del Mediterráneo”