La continuación del viaje que habíamos iniciado unas semanas antes por Escocia era un recorrido por la salvaje Islandia. Es cierto que hay lugares cuyo mero nombre provoca emociones, Islandia es uno de ellos. Es por su naturaleza desbocada, sus paisajes solitarios, el clima, los volcanes, su fauna … En esto, y más, pensábamos cuando unos meses antes dábamos forma al viaje. En el avión con destino Reikiavik crecía nuestra emoción conforme nos íbamos acercando a la isla. En breve conoceríamos un nuevo país y nuevas experiencias. Aquí empezamos el diario de viajes de Islandia con la llegada a Reikiavik. Esperamos que os guste.
El vuelo de EasyJet que nos llevaría a Reikiavik desde Edimburgo tenía prevista la salida a las 18:00 horas. Llegamos al aeropuerto con la suficiente antelación para facturar el equipaje pero los trámites fueron de los más farragosos, de los peores que recordamos. Además el vuelo tenía un retraso de 25 minutos. Afortunadamente el trajecto fue tranquilo y en dos horas aterrizábamos en Islandia. Lo primero que hicimos fue retrasar el reloj una hora respecto a Escocia (eran dos horas menos que en España). La temperatura era fresquita, 13º, pero había sol.
Recogimos las maletas y al salir nos estaba esperando la responsable de la compañía de alquiler de coches Reykjavik Cars. Las oficinas estaban fuera del aeropuerto, a unos 7 minutos en coche. En el trayecto la chica de la compañía de coches nos informó de que hacía unos días había empezado a haber actividad volcánica en el centro de la isla, concretamente en el volcán Bardarbunga. Teníamos que estar atentos al servicio de avisos de alerta. Esto fue a más a medida que pasaban los días pero ya os lo iremos contando en las próximas entradas. Nos entregaron un Hyundai 1.2 rojo. Era un poco más pequeño que el Golf que teníamos en Escocia. Las dos maletas que llevábamos no cabían en el maletero y tuvimos que poner una en el asiento de atrás.
Si pensáis alquilar un vehículo para recorrer Islandia debéis decidir primero de todo si necesitáis o no un 4×4. Algunas zonas de la isla sólo son accesibles en todoterreno pero la carretera que bordea Islandia, la Ring Road, y muchas vías secundarias que permiten visitar los principales lugares de interés pueden circularse en un vehículo normal. El precio también influye, siendo bastante más caro el alquiler de un 4×4. De todas formas, sea cual sea la elección, no esperéis al último momento para reservar vuestro coche, sobre todo si viajáis en verano. Hacedlo con antelación porque hay mucha demanda y el alquiler se encarece conforme se acercan las fechas de vacaciones.
Otros consejos que los Janonautas os damos son (nos repetimos pero son importantes):
- Contratad un seguro anti-grava. Hay tramos sin asfaltar, con gravilla suelta, incluso en la carretera principal. Es fácil que salten pequeñas piedras y que golpeen la carrocería del coche y los responsables seréis vosotros.
- Sujetad bien las puertas del coche cuando las vayáis a abrir ya que pueden haber rachas fuertes de viento.
- Si no váis en un 4×4 no entréis bajo ningún concepto en las pistas exclusivas para los todoterrenos. Cualquier percance que tuvieráis no estaría cubierto por el seguro del coche.
- Llevad un mapa de carreteras de Islandia, nosotros lo compramos en la librería Altair de Barcelona y nos fue muy bien. Puede ser un buen complemento al GPS. Como apunte os decimos que nuestro TomTom no tenía Islandia y alquilamos un Garmin con el coche.
El aeropuerto estaba en Keflavik, a unos 30 kms. de Reikiavik. Ya en el coche pusimos rumbo a la capital. Teníamos reservada la noche en el céntrico hotel FossHotel Baron. Era un edificio gris, un poco feo la verdad, que estaba bien situado frente al paseo marítimo.
La habitación, para tres, era amplia. Era como un pequeño apartamento, con una diminuta cocina y una zona amueblada donde poder sentarse a comer. Era funcional, no se habían esmerado en la decoración. Las camas estaban preparadas con unas mullidas fundas nórdicas y eran cómodas. Nos pareció muy curioso que la calefacción estuviera en funcionamiento, era agosto pero esto era Islandia! El precio de los hoteles de Islandia es caro, si bien en la mayoría se incluye el desayuno, y a nuestro parecer la calidad de muchos de ellos está por debajo de las estrellas que los valoran. Existen otras formas de alojamiento muy extendidas por toda la isla tales como cabañas, granjas, cámpings …
Salimos del hotel para conocer un poco la ciudad. Había refrescado e íbamos abrigados con los polares. Estábamos cerca de la principal calle comercial de Reikiavik, Laugavegur. Empezamos a hacernos una idea de las dimensiones de la capital, con un centro urbano muy reducido y con casas bajas de colores.
Reikiavik es una ciudad pequeña, sin muchas cosas para ver, pero tiene buen ambiente, con los bares y restaurantes llenos de gente. Entramos en un supermercado para comprar la cena que nos tomaríamos más tarde en la habitación del hotel. Cogimos también unos yogures para beber Skyr que son muy populares en Islandia. No habíamos cambiado moneda, lo haríamos al día siguiente, pero se podía pagar con tarjeta de crédito sin ningún problema. Descubrimos más tarde que todo se paga con dinero de plástico, hasta los importes más pequeños, llegando en algunos casos a ser la única forma de pago aceptada como nos pasó en algunas gasolineras.
Fuimos paseando mientras anochecía, eran cerca de las 23:00 horas cuando se puso el sol. Nos acercamos hasta la llamativa Iglesia de Hallgrimskirkja. Tiene una alta torre que parece un cohete despegando. Las columnas laterales son como las columnas de basalto presentes en muchas localizaciones de Islandia. Sorprende la altura de la torre que es visible desde casi cualquier punto de la ciudad. Frente al edificio está la estatua de Leif Eriksson, explorador vikingo hijo de Erik el Rojo y que fue uno de los primeros europeos en llegar a América del Norte.
Para regresar al hotel pasamos junto al moderno Centro Cultural Harpa que se ha convertido en uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Alberga salas de conciertos y de conferencias. Estaba iluminado con luces de distintos colores. Continuamos por el paseo marítimo hasta llegar al hotel.
Ya en la habitación cenamos lo que habíamos comprado en el supermercado. Al día siguiente veríamos Reikiavik a la luz del día y empezaríamos la ruta por la isla.
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Una opinion sobre “Islandia (día 1): llegada a Reikiavik”