Tras unos cuantos fines de semana lluviosos, por fin el domingo despierta soleado y luminoso. Era la ocasión perfecta para que los Janonautas saciáramos nuestro apetito viajero haciendo una breve escapada al sudeste de Francia. Queríamos revisitar la ciudad de Perpignan en la que habíamos parado en una ocasión, de camino a Carcassonne. La distancia desde casa en coche era muy asequible, 2 horas. También está la posibilidad de ir en tren desde Barcelona con Renfe-SCNF en cooperación, un viaje corto y muy cómodo. Tras desayunar partimos en dirección al país vecino. Este es el relato de lo que hay qué ver en Perpignan, la catalana.

La pequeña ciudad de Perpignan está a tan sólo 30 kms. de la frontera con Cataluña, en la región francesa del Languedoc-Roussillon. La presencia catalana en esta zona se remonta a la Edad Media cuando la ciudad formaba parte del Principado de Cataluña dentro de la corona de Aragón. Es con el Tratado de los Pirineos de 1659 cuando pasa a formar parte del terrritorio francés definitivamente. Hoy en día la cultura y lengua catalana tienen una destacada presencia en el municipio llegando a reconocerse a Perpignan como Capital de la Cultura Catalana en el año 2008. La nomenclatura de las calles está en francés y catalán.
Centro de Perpignan
Una vez que en Perpignan nos dirigimos hacia el centro de la ciudad. Dejamos el coche en un parking en la céntrica Place de la Republique. La plaza está muy concurrida a estas horas con las terrazas de los bares a rebosar.
Estamos en la parte medieval de la ciudad. Desde la plaza salen estrechas calles que se entrecruzan. Las tiendas están cerradas, es domingo y sólo los bares están abiertos. Es una zona tranquila, sin coches, ideal para pasear. Algunas calles tienen nombres que recuerdan la actividad comercial y artesanal que acogían durante la Edad Media: Rue des Marchands (Calle de los Comerciantes), Rue de la Poissonnerie (Calle de la Pescadería), Rue des Cordonniers (Calle de los Zapateros) …
Un corto paseo nos lleva hasta la Place de François Arago, junto a los muelles del Canal de Perpignan, en la que está la Oficina de Turismo donde nos vamos a proveer de un mapa de la ciudad.
Le Castillet
Desde aquí podemos ver Le Castillet, el pequeño castillo de ladrillo rojo, antigua puerta de la ciudad que se ha convertido en el símbolo de la villa.
Construido en 1368 bajo el reinado de Pedro IV de Aragón actualmente alberga el Museo de Historia de la Cataluña Norte. Las amplias estancias del interior están ocupadas por una exposición de dibujos. La entrada es de pago.
Es muy interesante la reconstrucción con todos los detalles de la cocina de una típica masía catalana.
Pero lo que los Janonautas más recomendamos es subir hasta la torre para poder ver las bonitas vistas de la ciudad. Se pueden distinguir la Catedral y el Palacio de los reyes de Mallorca.
Perpignan fue durante las últimas décadas del franquismo un lugar de peregrinación para ver aquellas películas que en España estaban censuradas o prohibidas. Algunos de los cines de antaño han desaparecido o se han reconvertido en otro tipo de negocios. Cercano al Castillet vemos uno de estos viejos cines de estilo modernista.
Continuamos hacia la Place de la Loge donde nos espera el majestuoso edificio de la Loge de Mer (Lonja del Mar) que fue la sede de la Bolsa de Comercio y del Consulado del Mar. Ahora una pizzeria ocupa toda la planta baja.
A unos pocos metros, en la misma calle, tenemos l’Hôtel de Ville (Ayuntamiento) con un pequeño patio al que se puede acceder libremente desde el exterior. En el patio encontramos una de las obras maestras de Aristide Maillol: El Mediterráneo.
Cathédrale de Saint-Jean-Baptiste
Desde la Place de la Loge vemos también la cercana Cathédrale de Saint-Jean-Baptiste (Catedral de San Juan) y nos vamos a verla. La estrecha calle Rue Saint-Jean se abre al llegar a la Place Gambetta, una preciosa plaza rectangular presidida por la fachada de la Catedral.
A derecha e izquierda las antiguas casas medievales de ladrillos con sus ventanas de madera y barandas de hierro forjado en los balcones. Este rincón es, para los Janonautas, el más bonito de la ciudad.
Edificada como Iglesia en el 1324 se consagró Catedral en 1601. Entramos en el edificio y el interior no nos decepciona. La nave es amplia, con capillas a ambos lados y hermosas vidrieras que permiten el paso de la luz.
El conjunto catedralicio de Saint-Jean-Baptiste se completa con el amplio Campo Santo. Se puede acceder a él desde una de las puertas laterales de la Iglesia o desde la cercana Rue Amiral Ribell. Es el único claustro-cementerio que existe en Francia. Cuatro galerías de pórticos de mármol blanco rodean una gran explanada. Es un buen lugar para tener una vista completa del edificio de la Catedral.
Casa Xanxo
Volvemos al casco antiguo, con sus estrechas calles, para proseguir con nuestro itinerario y encontrar otro de los puntos de interés de la ciudad: la Casa Xanxo.
El acceso a la Casa Xanxo es libre. Es un palacio del siglo XVI que perteneció al rico empresario textil Bernat Xanxo. Al entrar nos acoge un patio interior con jardín, típico de la zona, aunque se encuentra muy dejado. Posiblemente debido al estado del edificio la visita nos decepciona y nos deja un poco fríos.
El día ha ido avanzando junto con nuestros pasos y es el momento de reponer fuerzas. Volvemos hacia la Place de François Arago para entrar en un Quick Burguer y llevarnos unos menús que nos comeremos mientras descansamos sentados bajo los plataneros.
Palacio de los Reyes de Mallorca
Otro de los símbolos de Perpignan es el Palais des rois de Majorque (Palacio de los reyes de Mallorca) edificado en 1276 para acoger la corte de Jaume II. Se puede ir perfectamente andando desde la Place François Arago en un trayecto de unos 20 minutos pero optamos por recoger el coche para ir más relajados. No tenemos ningún problema para aparcar justo enfrente del acceso al castillo.
Unos altos muros esconden la puerta enrejada por la que entramos al recinto. La primera impresión no es buena por el aspecto tan marcadamente defensivo del exterior.
Una vez dentro hay que subir por unas largas rampas que nos llevan hasta la parte superior de las murallas. Un gran patio nos espera y el castillo se nos presenta. Es un ejemplo de la arquitectura civil y militar medieval del sur de Francia.
Desde aquí disfrutamos también de una buena panorámica de Perpignan.
El acceso al palacio es por la puerta bajo la torre del Homenaje y allí están también las taquillas. Recorremos las grandes estancias vacías que hoy se usan para exposición de pinturas y como salas de conferencias. La entrada es de pago.
El castillo cuenta además con una pequeña Iglesia y tiene un gran patio interior que comunica las dos plantas del edificio principal.