En nuestro viaje a Nueva York queríamos pasar el mayor número de días en la ciudad de los rascacielos para empaparnos bien de la metrópoli y no dejarnos nada por visitar. Pero también nos apetecía hacer alguna excursión fuera de la gran urbe. Barajamos diversas posibilidades: Boston, Filadelfia, Washington y las Cataratas del Niágara. Al final nos decidimos por esta última ya que se podía hacer en avión, reservarlo desde aquí y rompía con lo que íbamos a ver en Nueva York, era todo lo contrario a una gran ciudad.

Cataratas del Niágara, el trueno de agua